Las vacaciones suelen ser un periodo en el que desatendemos nuestra salud bucodental. Por lo general, comemos más fuera de casa, con lo que se descuida el cepillado, y se ingieren más alimentos ricos en azúcares y otras sustancias nocivas para los dientes, como los helados o el alcohol.
Todo esto trae como consecuencia que muchas personas vuelvan a su rutina laboral con una salud bucodental deteriorada, lo que puede dificultar aún más la reincorporación al trabajo cuando aparecen síntomas desagradables como el mal aliento o el sangrado de encías. Por ello, el fin de las vacaciones es una buena época para que el dentista revise el estado de tu boca y realice una limpieza dental profunda para que te reincorpores a tu empleo con una sonrisa limpia y radiante.
Cabe recordar que la limpieza dental es un proceso que tiene más que ver con la salud bucodental que con la higiene de la boca. Pues, aunque elimine suciedad acumulada y recupere el color y brillo natural del diente, su principal función es prevenir enfermedades como la gingivitis, que produce hinchazón y sangrado de las encías, mediante la eliminación del sarro.
El sarro se forma por la acumulación de colonias de bacterias, que aparecen tras cada ingesta de comida en nuestra boca y sólo se pueden eliminar mediante un correcto cepillado. Si este no se realiza, o se ejecuta de forma deficiente, esas bacterias se van endureciendo hasta formar el sarro, que no se puede suprimir con un cepillo de dientes convencional. Y esto sucede más frecuentemente en periodos de tiempo en los que descuidamos la higiene dental, como las vacaciones de verano.
Por lo tanto, el fin de las vacaciones estivales es un momento ideal para acudir al dentista, revisar el estado de nuestra salud bucodental y hacernos una limpieza dental profunda si es necesario. Pues es mucho más fácil afrontar la vuelta al trabajo con una bonita sonrisa.