La práctica deportiva es una de las mejores formas de mantener a nuestro organismo sano, prevenir múltiples enfermedades y conseguir a diario una buena dosis de bienestar. Pero, a pesar de sus innumerables beneficios, el ejercicio físico también puede tener algunas consecuencias negativas para nuestra salud si no lo realizamos de forma correcta.
En lo que a la salud de nuestra boca se refiere, la práctica deportiva puede provocar problemas bucodentales como caries, inflamación de las encías, amarillamiento dental, bruxismo o traumatismos dentales.
Una de las alteraciones más comunes que provoca el ejercicio físico es la sequedad bucal y la escasez de saliva, lo que favorece la aparición de caries. Si a esto sumamos la ingesta de determinados complementos deportivos, como bebidas para recuperar hidratación o barritas energéticas, que suelen tener altos contenidos de azúcar, carbohidratos, minerales y ácidos, la probabilidad de sufrir caries es muy elevada. De hecho, se estima que entre el 15 y el 75% de los deportistas de élite tiene caries, muchas de ellas sin tratar.
Las alteraciones que provoca la actividad física en la hidratación de la boca también contribuyen a modificar la composición de la saliva, que se vuelve más alcalina, lo que provoca más sarro y aumenta significativamente el riesgo de sufrir gingivitis o periodontitis.
Por otra parte, la tensión asociada al deporte de alta intensidad puede provocar un desgaste acelerado de las piezas dentales, ya que en estas situaciones solemos apretar y rechinar los dientes sin que nos demos cuenta.
Los deportistas que realizan su actividad física en constante contacto con el agua tienen un factor de riesgo añadido: los productos químicos usados para mantener limpias las piscinas. Estos componentes contribuyen a desgastar los dientes y provocan amarillismo.
A los problemas que pueden provocar el desgaste dental y las enfermedades bucodentales en la salud y el bienestar general del afectado se suma, en el caso de lo deportistas, un incremento en el riesgo de lesiones en cualquier parte del cuerpo. Ya que las bacterias que afectan a dientes y encías pueden pasar al flujo sanguíneo y debilitar articulaciones y músculos de toda nuestra anatomía.
Para prevenir estos problemas, atajarlos a tiempo y evitar que influyan en tu rendimiento deportivo, te recomendamos que visites a tu dentista con regularidad, puesto que este profesional de la salud bucodental detectará cualquier alteración inusual en tu boca y le pondrá remedio de una forma efectiva y duradera.